Quiero empezar esta sección de
reseña/recomendación con uno de los discos que más me han gustado
de los últimos años: The Raven That Refused To Sing (And Other
Stories).
Lista de canciones
Lista de canciones
- Luminol (12:10)
- Drive Home (07:27)
- The Holy Drinker (10:13)
- The Pin Drop (05:03)
- The Watchmaker (11:42)
- The Raven that Refused to Sing (07:57)
Músicos:
- Steven Wilson: Voz, mellotron, teclados, guitarras, bajo en The Holy Drinker.
- Nick Beggs: Bajo, Chapman Stick en tema The Holy Drinker, coros.
- Guthrie Govan: Guitarra principal.
- Adam Holzman: Teclados, órgano Hammond, piano, sintetizador.
- Marco Minnemann: Batería y percusión.
- Theo Travis: Flauta, saxo, clarinete.
- Jakko Jakszyk: Voz adicional en Luminol y The Watchmaker.
Si el que lee esta reseña es
aficionado del mundillo del rock progresivo, Steven Wilson es
un nombre que probablemente conozca, le guste o no su música, ya que
no sólo compone y saca discos, sino que es productor de otros grupos
como Anathema u Opeth, además de encargarse de la
remasterizaciones trabajos de grupos clásicos como Jethro Tull
o King Crimson.
Centrándonos en su música: sus
trabajos más importantes los publicó con su grupo, Porcupine
Tree, del que era líder absoluto. Tras el último disco del
grupo, The Incident (2009), el inglés anunció que la banda
se tomaría un descanso indefinido, y que sus próximos discos serían
trabajos en solitario. Personalmente, creo que fue una muy buena
decisión, ya que con The Incident, siendo un discazo como es, se
notaba un estancamiento en el estilo y la composición, recordando
mucho a trabajos anteriores. De hecho, Insurgentes, su primer trabajo
en solitario publicado un año antes, me gustó bastante más.
En 2011 nos llegó el primer fruto de
esa decisión, Grace For Drowning, un álbum de 80 minutazos
que alcanza una inmensidad nunca antes vista en su carrera. Un disco
ambicioso y complejo, que reseñaré en su momento.
Y por fin llegamos a The Raven That
Refused To Sing (And Other Stories), publicado en 2013.
Es un trabajo menos ambicioso que Grace
For Drowning, pero más homogéneo y cohesionado, con seis
historias muy influenciadas por los cuentos de Edgar Allan Poe, M. R.
James y demás escritores de terror decimonónicos. En las letras se
exploran conceptos como la muerte, el sentimiento de pérdida, el
tiempo o la culpa. Es un disco melancólico y emotivo, sin llegar a
ser triste en mi opinión.
The Raven That Refused To Sing (And
Other Stories) se compuso y se grabó tal y como hacían los
grandes grupos de los 70, es decir, todos los músicos tocando
juntos, buscando así la improvisación y la espontaneidad, debido
también a que gente como Nick Beggs o Marco Minnemann (a quien vimos
en el casting para nuevo batería de Dream Theater tras la marcha de Mike Portnoy, puesto que
finalmente se quedó Mike Mangini) vienen del jazz, y eso había que
aprovecharlo. De hecho, es un disco muy jazzístico en algunas de sus
partes. Según Steven Wilson, la idea no era hacer sólo un homenaje
al rock progresivo de aquella década, sino que sonara como si se
hubiera compuesto y grabado en los propios setenta. Para ello reclutó
al famoso Alan Parsons,
mítico ingeniero de sonido de clasicazos como Dark Side of the Moon,
para ayudarle en la producción del disco. Como podèis ver, todo un
Dream Team.
Y es algo que consigue, ya que tiene
poco que envidiar a los discos clásicos del rock progresivo. Ya nos
lo deja claro con Luminol, la primera canción del álbum, la
cual empieza con una línea de bajo majestuosa que nos mete de lleno
en un viaje lleno de cambios de ritmo, melodías, solos de flauta, de
guitarra, de saxo, piano jazzístico... Y sólo es el principio. El
relato versa sobre un músico callejero no muy bueno, que sigue
tocando donde siempre tocaba incluso después de morir, aunque él no
se de cuenta de que está muerto. Canción que, por cierto, en directo gana muchisimo.
Drive Home fue el single del
disco. Una canción muy emotiva y bella, que trata sobre un hombre
que no supera la muerte de su esposa en un accidente de tráfico
mientras él conducía. Un corte acústico que acaba con un solo de
guitarra desgarrador, para mí el mejor del disco. Recomiendo ver el
videoclip, pues es una obra maestra.
The
Holy Drinker tiene
una premisa argumental muy curiosa: un hombre reta al demonio a ver
quién bebe más de los dos. Musicalmente es la canción más
experimental y alocada del disco, con constantes cambios de ritmo y
el saxo muy presente. Es el tema más jazzístico del álbum. Por cierto, no voy a spoilearos quién ganó.
The
Pin Drop es
la canción que más me costó captar en su momento, pasando sin pena ni gloria por mis oído, aunque con las escuchas ha ido
ganando bastante. Aún así, me sigue pareciendo la canción con
menos protagonismo del álbum. Su historia trata sobre la aparición
de una mujer que fue asesinada por su marido.
The
Watchmaker
tiene un inicio lento, con piano, guitarra acústica y flauta (Hay que decir que Theo Travis se sale en todo el disco), que va
in crescendo a medida que los demás instrumentos se añaden. Más
conservadora que Luminol y The Holy Drinker en cuanto a cambios de
ritmo, mantiene siempre el tono melancólico y de culpa. Es un
relato que nos habla de un relojero que ha estado casado 50 años con
una mujer a la que nunca amó, por lo cual decide matarla. Pero su
esposa vuelve de entre los muertos, haciéndole ver que nunca podrán
separarse.
The
Raven that Refused to Sing, canción que da nombre al disco. Es la más melódica y la que
quizás mejor entra a la primera escucha. La voz de Steven Wilson,
quien nunca se ha caracterizado por ser un gran vocalista, cobra
especial protagonismo en este track, contándonos la historia de un
viejo solitario y amargado, que nunca pudo superar la muerte de su
hermana mayor, a la que ve reencarnada en un cuervo. Pero no puede
saber que es ella hasta que el cuervo cante. Es un tema que me
recuerda muchísimo a Anathema. El videoclip, al igual que el de Drive Home, es una delicia de vista obligada.
Su ambientación,
sus aires setenteros, las letras... Todo confluye para dar forma a un
álbum que se ha convertido en un clásico moderno del rock
progresivo.
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